365 Tao #49, 19 de Agosto 2012: Muerte
Muerte
La muerte es
Lo opuesto
Al tiempo.
Le damos metáforas a la muerte. La cubrimos de significado e inventamos historias acerca de lo que nos pasará, pero en realidad no lo sabemos. Cuando una persona muere, no podemos ver más allá del cadáver. Especulamos sobre la reencarnación o hablamos en términos de eternidad. Pero la muerte nos es opaca, un misterio. En su reino, el tiempo deja de tener significado. Todas las leyes de la física se vuelven irrelevantes. La muerte es lo opuesto al tiempo.
¿Qué es lo que muere? ¿Se destruye algo en realidad? Ciertamente no el cuerpo, que se deshace en sus partes constituyentes de agua y elementos químicos. Eso es mera transformación, no destrucción. ¿Qué hay de la mente? ¿Cesa sus funciones, o hace una transición a otra existencia? No lo sabemos con seguridad, y pocos pueden pensar algo concluyente.
¿Qué es lo que muere? Nada de la persona muere en el sentido de que sus partes constituyentes sean totalmente erradicadas de toda existencia. Lo que muere es meramente la identidad, la identificación de una colección de partes a la que llamábamos una persona. Cada uno de nosotros es un rol, como un chamán vistiendo capas de togas con innumerables fetiches de significado. Sólo las ropas y la decoración caen. Lo que muere es sólo nuestro significado humano. Aún queda alguien desnudo por debajo. Una vez que entendemos quién es ese alguien, la muerte ya no nos molesta. Tampoco el tiempo.
La meditación de hoy para el hemisferio norte es la #231, Órden
La muerte es
Lo opuesto
Al tiempo.
Le damos metáforas a la muerte. La cubrimos de significado e inventamos historias acerca de lo que nos pasará, pero en realidad no lo sabemos. Cuando una persona muere, no podemos ver más allá del cadáver. Especulamos sobre la reencarnación o hablamos en términos de eternidad. Pero la muerte nos es opaca, un misterio. En su reino, el tiempo deja de tener significado. Todas las leyes de la física se vuelven irrelevantes. La muerte es lo opuesto al tiempo.
¿Qué es lo que muere? ¿Se destruye algo en realidad? Ciertamente no el cuerpo, que se deshace en sus partes constituyentes de agua y elementos químicos. Eso es mera transformación, no destrucción. ¿Qué hay de la mente? ¿Cesa sus funciones, o hace una transición a otra existencia? No lo sabemos con seguridad, y pocos pueden pensar algo concluyente.
¿Qué es lo que muere? Nada de la persona muere en el sentido de que sus partes constituyentes sean totalmente erradicadas de toda existencia. Lo que muere es meramente la identidad, la identificación de una colección de partes a la que llamábamos una persona. Cada uno de nosotros es un rol, como un chamán vistiendo capas de togas con innumerables fetiches de significado. Sólo las ropas y la decoración caen. Lo que muere es sólo nuestro significado humano. Aún queda alguien desnudo por debajo. Una vez que entendemos quién es ese alguien, la muerte ya no nos molesta. Tampoco el tiempo.
La meditación de hoy para el hemisferio norte es la #231, Órden
Comentarios
Pero ¿qué permanece tras una muerte que en realidad está sucediendo de instante en instante, y que no hay que esperar al final para experimentar? "Yo soy".
Me pregunto por qué tenemos miedo de la muerte si en el fondo morimos millones de veces a lo largo del día. ¡Ya sabemos lo que es la muerte! ¡Y aquí estamos de nuevo! ¿Qué es lo que se ha perdido? ¿Qué es lo que se pierde a cada instante que morimos? Tras toda esta maravillosa muerte que acontece en la vida, a cada momento, y gracias a la que la vida se renueva incesantemente, ¿en qué momento he sentido que perdía esto: "Yo soy"? He muerto millones de veces en un solo día y nunca he sentido que perdiera "Yo soy". En la oración "Yo soy esto", "esto" se pierde a cada segundo, pero nunca "Yo soy". Y con la muerte final no sucederá nada diferente a lo que ya está sucediendo ahora.
Es nuestra identificación con un "esto" fijo y permanente, y que no es más que la continuación en el presente de la memoria, que trae a la consciencia un yo que ya no está ahí, lo que nos lleva a percibir el espejismo de la muerte.
"Esto" se ha muerto una y otra vez, pero "Yo soy" aquí sigue siempre. "Esto" se acaba de morir ahora mismo, ¡pero aquí sigo!
Fijarse en el "Yo soy", y no en el "esto", es la clave para comprender que no hay muerte. No necesitamos esperar al final, porque al final no sucederá nada diferente a lo que ya se encuentra sucediendo justo ahora.
Karin
De todos modos, el "yo" está muriendo incesantemente, la ilusión de su continuidad se debe a la memoria. Lo que llamamos "yo" no es más que una colección de memorias que nada tienen que ver con el "yo" vivo que aparece a cada momento.
Sí, el yo aparece a cada momento, y no apareció en un tiempo remoto. Pero como nada aparece de la nada, hay que suponer un "yo soy" que siempre está ahí, y que nunca apareció, y que por ello nunca perecerá.
Resulta prácticamente increíble de creer que este "yo soy" nos pase todo el tiempo completamente desapercibido cuando es lo único que verdaderamente existe.
Todo lo que quise decir anteriormente, me temo que con poco éxito, es que el Universo "yoifica" igual que, por ejemplo, el manzano "manzanea". Si yo me identifico totalmente con las manzanas perderé de vista al manzano, y, de la misma manera, si me identifico completamente con el "yo", que es lo que habitualmente nos sucede, perderé de vista al Universo, que no es el "yo", igual que el manzano no es sus manzanas, sino aquello que "yoifica". ¿Qué significa para el manzano que sus manzanas se pudran? ¡Ni se inmuta! ¡Ni se inmuta tampoco el Universo con la muerte de este o aquel "yo"! ¡El sigue "yoificando", igual que el manzano sigue "manzaneando"! ¡Y aunque parase de "yoificar" él sigue! ¡En absoluto son meras teorías! El "yo", la identificación excesiva con él y,a raíz de ella, la exageración de la importancia de su muerte, ¡sí son meras y trágicas teorías!
Ya por último, las manzanas son manzano, sí, pero el manzano es mucho más que un motón de manzanas. Y, de la misma forma, el Universo es sus manifestaciones transitorias, ¡PERO TAMBIÉN ES INFINITAMENTE MÁS! ¡INFINITAMENTE!
Pido disculpas, es que se ha tocado uno de mis grandes amores: la muerte. ¡Qué honda es su belleza! No volveré sobre el asunto, por más que volviese jamás lograría transmitir la pasión que me produce la muerte. La muerte es el aspecto de la vida más poderosa y contundentemente iluminador que existe.